Esa noche la niebla caía lentamente sobre la ciudad, cubriéndolo todo con ese aire de misticismo típico de esas horas de la noche donde no se sabe si es muy tarde o muy temprano. A lo lejos se podía oír el murmullo de un río que sin duda alguna, limpio no podía estar. El frío se volvía insoportable a esas horas, la niebla parecía penetrar los poros y dejar el cuerpo impregnado de severos temblores, en su lucha de recuperar el calor perdido. 


Los carros que pasaban rápidamente, los borrachos que hablaban estridentemente, junto con el afán de las mujeres de la vida galante por conseguir algún cliente, no ayudaban a Ellian a conciliar el sueño. Y para colmo de males, era la víspera de navidad y sus pesadillas no podían estar peores que nunca.


Ellian se puso en pie, intento hacer un breve trote para entrar en calor, pero aún así no lo lograba. Debía ser muy cómico para alguien que estuviera borracho, o en alguna otra clase de condición especial, ver a un muchacho de metro setenta de altura y pelo negro alborotado hacer ejercicios tan entrada la noche y con tan poca ropa. Pero  para alguien que estuviera en sus cinco sentidos, esa era una escena de tristeza y dolor. 


Sin lograr entrar en calor, Ellian volvío a acostarse, y tomo la bolsa plástica con que noche tras noche se cubría intentando protegerse del frío, y amortiguar un poco la dureza del suelo, dentro del cartón que hacía a su vez de cama.


Ellian no era un muchacho ordinario, no era de esos que a sus diecisiete años andaba jugando con sus amigos o en el colegio estudiando, mucho menos de esos vagabundos que andaban buscando droga, o luchando contra algún peatón para robarle sus pertenencias. No él no era así, por que él sabía lo que había sido tener una cama caliente todas las noches, una familia de la cual despedirse antes de acostarse, y que lo esperará temprano con el desayuno servido antes de ir a estudiar, y que al volver a la casa estuviera esperándolo para oír sus aventuras del día, una madre que lo aconsejara en sus problemas y un padre que le enseñara trucos para sobrevivir.


Gracias a esos recuerdos Ellian logró lo imposible, mantenerse alejado de las drogas, de la prostitución, y del asalto. Aunque no era fácil, casi siempre lograba encontrarse con algún alma caritativa que le daba algunas monedas. Y ganaba la lotería si por suerte encontraba a alguna de esas personas que desconfiando de su apariencia y de lo que pudiera hacer con las monedas, le entregaba algún pedazo de emparedado, o algún sobro de comida. 


Pero ese día y esa noche no fueron así, curiosamente conforme se acercaba la navidad la gente se volvía más grosera, menos servicial y mucho más superficial.  Todos andaban en carreras y si alguien los detenía ponían mala cara y seguían sus caminos. Por eso Ellian llevaba más de dos días sin lograr probar bocado, al menos el agua era más accesible aunque fuera por lo que se acumulaba en los caños o envases tirados en la calle, luego de que lloviera.


No quería recordar, no quería vivir en eso más, no quería tener más esas pesadillas que no lograba entender, y sobre todo no quería que su única fuente de felicidad fuese producida por los recuerdos de su vida anterior, que emanaban al abrazar el peluche con forma de tortuga de su infancia, que extrañamente era la única pertenencia que había logrado recuperar.


Con lágrimas en sus ojos, con una profunda soledad en su corazón, frío intenso en su cuerpo, el ruido de los carros y entes de la noche, y con el alma destrozada, Ellian se fue durmiendo poco a poco. 
  


A la par
0:04 | Author: Pabs

Para: mi chancha!

El globo se expande tratando de derrumbar mi pecho,
No me deja respirar, no me deja pensar.

No sé si la vida tiene algún sentido,
No sé si la ruta que sigo, es mi camino
No sé si tus problemas serán semejantes a los míos,
No sé si en este momento tus ojos están con lágrimas,
No sé si te hace falta una palabra.

Pero aquí estoy a tu lado, como un hermano
Aunque talvez no sea lo mejor del mundo, 
No dudes en que me preocupo,
Por que te amo más que a nada en el mundo,
Y ese amor que siento es el amor más puro.

Quiero que está vez lo comprendas que no estás sola en tu habitación,
Por que cada cuarto tiene puertas,
Y cada puerta lleva a una salida,
Cada salida guarda una nueva vida,
Y cada vida te reserva un nuevo rayo de sol.

Ahora acostado sobre mis codos,
Pienso en si he hecho lo correcto durante este tiempo,
Si en algún momento me has necesitado y no me has encontrado,
O si talvez sencillamente no sientes que aquí estoy.


Perdón si no he tenido tiempo para hablarte,
Perdón si no hemos podido llorar juntos,
Perdón si has estado sola,
Perdón por llorar de preocupación por vos en este momento.

Pero lo digo aquí a la una de la mañana 
Y lo diré aunque pase una eternidad
Te amo con toda mi alma,
Y espero poderte en algo ayudar.

Si ocupas consuelo,
Si ocupas un beso,
Si ocupas una sonrisa,
O talvez un silencio.

No dudes en buscarme que siempre estoy a la par.

Atte: Calamardo Gallardo